GRACIAS DE CORAZÓN

@bogadodelmar Algunos, no muchos, sabéis que he pasado más de dos meses en el hospital como consecuencia de un error médico. En este tiempo he experimentado una impagable sensación de ser querido y ahora que por fin estoy de vuelta debo dejar constancia de algunos agradecimientos, Cuando recuperé mi teléfono al salir de la UCI los mensajes de whatsapp comenzaron a llover de tal forma que tenía dificultades para gestionarlos.. Los problemas de visión que sufrí no me ayudaron precisamente, ya que tras salir del quirófano, entre otras sorpresas desagradables y mucho más graves, me encontré con que ya no podía leer el móvil sin gafas ( problema del que de forma gloriosa me recobré al poco tiempo). Las trillizas ( Rosama, Sara y Lys) estaban ahí, exigiendo explicaciones y un relato de los hechos. Delicia Timón me remitió desde Madrid montones de mensajes de inquietud y cariño. Araceli Marti también estaba, como una preocupadísima Beatriz Navarro, Olga Mountain, Lara Ribera,Peña María,  Eva Marqués y muchos otros buenísimos amigos. Tuve la suerte de volver a ver en esos días a mis amigos de la infancia Miguel Campos y Pascual Martínez y a mi compañero de la Escuela Naval Evaristo Correa. También a mi leal Carlos Esteve, a Fernando Pellicer y a Vicente Pérez. Maite Orozco cuidó de mí Y me dio la comida cuando no podía sostener una cuchara. Javier Mínguez me visitó montones de veces y me prestó su hombro para apoyarme él mientras daba mis primeros y torpes pasos por el corredorde la segunda planta. Gracias a Héctor, Paula a, Hilan y Javi por cuidarme y acompañarme en tantas vueltas y revueltas por aquel pasillo. eDebo especial agradecimiento y mando mucho afecto desde aquí (nombre suprimido a petición de la interesada), que viajó varias veces al lejano hospital (80 km) para hacerme masaje de reflexoterapia podal y reiki; Isabel Llorca, que se prensentaba p )periódicamente en mi habitación para que le dictase mis memorias del hospital; a Vanessa Sansó, que trabaja para mi y echó unas horas extra transformando la habitación de hospital en un bufete improvisado; a Toni San Euataquio, que se coló en el lugar para aplicarme de forma clandestina la terapia que él sabe; a Miguel Márquez, que cura con las manos y se presentó allí un par de veces, una de ellas a las once de la noche, para devolverme la salud; a Beatriz Navarro, que además de maquetar y revisar todas mis novelas, como no puede conducir molestó a sus padres para que la acercaran ; a Paqui,Toni y a lucía, que se las arreglaron para verme en la UCI y fueron testigos de mis primeras y únicas lágrimas, y finalmente a Ana C., que de forma muy afectuosa bastante cariño como completó tres largos virajes hasta donde yo estaba y me trajo alimentos ecológicos. Por supuesto que mi familia me trasladó todo el amor del mundo y soportó sin una queja las penalidades de mi ingreso.
Tanta demostración de afecto me ha abrumado. Os abrazo a todos porque me faltan palabras para expresar mi agradecimiento.
La amistad vale su peso en oro, pero también tiene un valor extraordinario el conocer realmente a alguien. Cuando entré al quiròfano dejé instrucciones para que informasen de mi estado a ciertas oersonas especialmente cercanas. Una de ellas, después de anunciar su visita, dejó pasar, uno tras otro, todos los días de aquellos más de dos meses. No llegué a ver a esa persona ni volveré a verla nunca más. Todo empieza y acaba. Está comprobado que nada es para siempre.