TRES VECES NACIDO

@abogadodelmar

Me horroricé al contemplar el río atestado de bañistas y me pregunté cómo rayos íbamos a trabajar allí. Pero Juan Piquer, el director de la película, ni se inmutó. De hecho el sitio le gustaba bastante más que otro paraje algo más rió arriba, que resultaba menos accesible.
Nos las apañamos para comenzar el rodaje de aquel día de nuestra película Manoa, y para transformar el río Mijares en un afluente del Amazonas infestado de pirañas famélicas que se comen crudo a uno de los exploradores.
Allí nace una fuente de aguas termales que en aquellos tiempos era muy visitada sobre todo por señoras de edad con dolores articulares. El agua fluía tibia por un estrecho cauce de algo más de medio metro, debida y pulcramente canalizado y con los alrededores bien pavimentados. Yo lo había cruzado bastantes veces con un simple paso adelante pero en aquella ocasión hice algo mál y al poner el pie en el otro lado, resbalé hacia atrás e inicié una caída que me pareció extraordinariamente lenta, tal como si en mi mente hicieran transcurrido minutos.
Cuando pude mirar alrededor advertí que todos, bañistas, técnicos y actores, se habían vuelto para contemplar mi caída y tenían sus ojos fijos en mí.
No entendía tanta atención.
-Qué pasa? -pregunté.
Lo que pasaba era que mi caída había causado una alarma que en ese momento, y de forma errónea, juzgué fuera de lugar. Me dijeron que iba directo hacia la muerte. De hecho, el encargado de vestuario me dijo:
– Te he visto muerto.
-Pero si no ha pasado nada -protesté.
– Porque te han cogido -me aclaró, señalando detrás de mi.
Allí vi a una de las mujeres que tomaban las aguas, sentadas perezosamente en el bordillo. Al verme caer, una de ellas había extendido los brazos y me había recogido, salvándomla vida.
Entonces me fijé en mi cámara, que llevaba en la mano. Mi zoom 80-300 estaba totalmente abollado, y comprendí el terrible alcance de la cosa porque mi cuello podía haber quedado igual.
Añado aquí que en el folklore popular las fuentes, y más si son termales, están asociadas a una ninfa que es una versión de la divinidad femenina, y que según Robert Graves no hay más divinidad femenina que la diosa dadora de la vida y la muerte. La diosa triple que aparece joven como Koré, madura como Demeter o anciana como la bruja Hécate.
Nadie puede arrancarme el convencimiento de queaquel día nací nuevamente a la vida abrazado a la diosa y gracias a ella.

ooo

El 26 de mayo de este año no tuve más remedio que entrar al quirófano para someterme a una operación bastante sería y se produjo un accidente que no me costó la vida por un pelo. Antes de eso, mi amiga Paqui Sanchez, que no sabía ni media palabra, soñó de forma premonitoria que yo estaba muy enfermo, y en vísperas de la aventura mi amiga-hermana Silvia Sanz me dijo que con motivo de la operación debía hacer un largo viaje sobre todo debía volver. Y así fue. La Parca no cortó el hilo por esta vez y pasó de largo para que yo pudiera volver a. Abrir los ojos y ver el sol, como dice el poema de Gilgamesh.
En estos días, aun con cierto temblor por lo sucedido, estoy experimentando la curiosa sensación de que lo peor que me podía pasar ya me ha pasado. Me comen por los pies la osadía y ja indiferencia, como si por un lado me creyera capaz de todo y por el otro hubiera quedado definitivamente inhabilitado para sentir miedo o para reparar en las consecuencias de mis actos.
Tal parece que, aunque sea sin túnel de luz, he regresado de la muerte, y tal parece que, como me había adelantado mi amiga-hermana, he completado efectivamente mi viaje de peregrino y he vuelto para completar mi tercer nacimiento en este mundo.

José Ortega
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