LA MARCHA ARCOIRIS LLEGA A FERRAZ

@abogadodelmar

Selena Palenciano sintió una leve irritación al escuchar su teléfono móvil. Se estaba maquillando, pintando y acicalando para la rueda de prensa, y en ese trance tan delicado le disgustaban las interrupciones. Incluso aunque vinieran del jefe.

-Dime Manfredo -soltó con disgusto, pegando el auricular a la oreja.

-¡Has visto las cuatrocientas personas que hay en la puerta? -escuchó. La voz parecía extrañamente agitada.

-¿Cuatrocientas personas…? -repitió Selena, que no había visto a nadie.

-Bueno, perdón… Cuatrocientos perroflautas, quiero decir.

Selena Palenciano emitió una tosecita para darse tiempo ordenar sus ideas. Perroflauta era igual a enemigo. En su imaginario, la imagen del joven con rastas y chanclas, posiblemente sin duchar, evocaba el miedo ancestral a las hordas orientales de ojos rasgados.

Notó cómo se le tensaban los músculos de la nuca, como aprestándose al combate.

-¿Una manifestación? -aventuró.

-Es mejor que bajes -se imitó a ordenar el número uno.

Esto le produjo mosqueo a la número dos. El aparato del partido sabia que ella debía estar a la par mona y e implacable en las ruedas de prensa. Una cosa de nada servia sin la otra. No entendía qué podía ser más importante que eso.

-¿Qué quieren de nosotros cuatrocientos perroflautas? ¿Por qué protestan? -preguntó Selena  enérgicamente nada más entrar en el despacho del jefe.

Manfredo la miró con unos ojos lastimeros que a ella le produjeron alarma.

-Ahora ya son cuatro mil -dijo por toda respuesta.

Selena no comprendía. No dijo nada, se limitó a mirar fijamente a su líder.

-No llevan pancartas, ni corean, ni maldicen. Se limitan a conversar entre ellos mismos. Parece la cola del paro -completó Manfredo, expresando sus pensamientos en voz alta.

Selena se asomó furtivamente al ventanal. Vio mucha gente. Demasiada. Y para colmo todos parecían contentos, lo que le pareció particularmente inquietante. Algo estaba pasando. Algo más bien turbio, y lo que más le molestan era no entender.

-No son cuatro mil. Por lo menos veo diez mil -comentó alarmada.

Mientras Manfredo Alférez  Burralcava miraba a su alrededor desorientado, sonó el teléfono de su escritorio.

-¿Sí…? ¿Ya sabéis lo que quieren? -dijo en el terminal, con una ansiedad a la que no acostumbraba.

Selena supo que algo iba definitivamente mal. Acababa de ver el pánico asomarse a los ojos de aquel hombre que había superado todas las batallas, que acababa de salir triunfador en un congreso con mucho suspense y que comenzaba a frotarse las manos ante la bajada de popularidad del gobierno de Afananda Pandillar a causa de sus recortes, subidas de impuestos y medidas impopulares.

-¿Qué piden…? -preguntó Selena- ¿Lo de siempre, reforma de la ley electoral, que les faltemos al respeto a los bancos…?

Manfredo negó con la cabeza y a ella le pareció que lo había hecho tristemente.

-¿Democracia real, quizás..? -insistió ella, sonriente, buscando refugio en el sarcasmo ante la tragedia que olfateaba.

Selena nunca supo si su líder se disponía a contestar o a llorar, porque lo interrumpió una nueva llamada telefónica, pero esta vez Manfredo activó el manos libres.

-Ahí afuera hay cincuenta mil personas y no todos son perroflautas -se escuchó decir- . Detectados incluso dos notarios indignados. Pero eso no es lo peor.

Manfredo tomó aire y se preparó para la sentencia de muerte.

-Cinco mil personas en la puerta de la sede de Zamora, más de cuarenta mil en Barcelona, veinte mil en Valencia, en Cartagena doce mil… Tengo datos de Arrecife de Lanzarote, Ceuta…

-¡Basta…! -exclamó Manfredo- ¿Qué diablos quieren?

El silencio al otro lado del teléfono resultó ominoso. Selena y Manfredo podían percibir al otro lado un jadeo nervioso.

-Quieren… Ejem… Quieren inscribirse en el partido.

Manfredo puso los ojos en blanco, cortó la comunicación y guardó un obstinado silencio.

-Esto me huele a chamusquina -proclamó Selena, con tono de estratega de opereta.

-¿Chamusquina…? -repitió Manfredo, burlón- Estamos muertos.

Pálido como la cera, se puso en pie y miró por la ventana. Estaba totalmente aterrado. Lo menos sesenta y cinco mil almas estaban haciendo cola para convertirse en militantes del partido que él gobernaba, y lo mismo estaba sucediendo en todo el país.

Por un instante soñó. Se percibió como un caudillo bueno y valeroso que movía multitudes después de su triunfo sobre Carmelita Cachón. Imaginó por ese corto instante que todas aquellas gentes acudían atraídos por su liderazgo.

Pero su sueño se disipó enseguida.

-Es una conspiración -murmuró en voz baja.

Al fin había entendido lo que sucedía. Había entendido que había un plan. Un plan para noquear de un solo golpe a uno de los grandes partidos y terminar con la democracia.

-Perdona pero no compren… -empezó a decir Selena, pero la centelleante mirada de Manfredo la silenció.

El aviso de mensajería sonó de pronto en su móvil. Según estimaciones urgentes recopiladas en todo el país, 850000 personas estaban demandando en ese mismo momento ser militantes del partido.

-Es el fin -proclamó, alzando sus ojos a los de su segunda.

-¿Por…? -preguntó la interfecta, cuya mente parecía moverse con particular pereza.

Manfredo se derrumbó en su sillón y contempló sus efectos personales y útiles de trabajo, dispersos por la mesa, como si lo hiciera por última vez.

-Tengo que hablar con Rajohoy -proclamó, ignorando la pregunta de Selena.

A ésta se le escapó una mueca de repugnancia.

-¿A Rajohoy? ¿Por qué…? Es una cuestión de partido.

-Es una cuestión de Estado -corrigió Manfredo con autoridad.

A continuación marcó lúgubremente.

-¿Marciano….? Perdona pero es urgente. No… Dile a Botón que espere, esto es más importante. No te molestaría si no fuera… Espera que pongo el manos libres.

-Oye que Botón te manda saludos, y que a ver cuando quedamos los tres para comer -comentó alegremente Marciano Rajohoy,

Manfredo ni se  molestó en contestar. En seguida pasó a informar de la situación a su camarada.

-¿Y eso qué significa? -preguntó Rajohoy, que no entendía por qué su amigo Manfredo  le contaba todo aquello, y menos si con eso estaba haciendo esperar a Botón.

-¿No lo ves? -dijo Manfredo, elevando el  tono de voz-. Una mente maquiavélica ha planeado al destrucción de la democracia tal como la conocemos. Y el plan se esta ejecutando ahora mismo.

-Pero hombre… Si quieren entrar en tu partido déjalos… ¿Que problema hay? -objetó Rajohoy.

-Marciano… Puedo leer sus mentes, soy químico y muy inteligente -respondió Manfredo-. Quieren entrar en el partido y utilizar sus mecanismos internos democráticos para elegir un Comité Federal controlado por ellos y…

-¿Y…?

-Y hacerse con el control para imponer su concepto de democracia.

A otro lado de la línea, a Marciano parecía haberse atragantado.

-Pero eso es terrible, las implicaciones… ¡Pondrán a Punky con cresta como Presidente del Gobierno!

-Es el fin, Marciano. Tú y yo pertenecemos a una especie próxima a la extinción.

-Oye, oye -protestó Rajohoy- , que yo acabo de empezar.

-Esto se acaba, querido amigo. Nuestro  tiempo ha pasado -Manfredo tomó aire en un largo y sentido suspiro- . Se harán con el Comité Federal -continuó, y parecía que cada una de sus palabras pesaba una tonelada-, nombrarán un nuevo Secretario General, designaran sus candidatos, reformarán la ley electoral, implantarán las listas abiertas…

-Por favor, no sigas… -exclamó Marciano, que acababa de experimentar un acceso de vértigo y se sentía repentinamente mareado.

-…Arrasarán en las elecciones, formaran gobierno, reformarán la Constitución…

-Pero hombre… -protestó Marciano- Si no tienen ni idea, si solo saben protestar y quejarse y además son unos perrofla…  -de pronto se interrumpió y guardó un momento de silencio, como si estuviera reflexionando a toda velocidad. Entonces añadió: -Botón no lo permitirá.

-Dile a Botón que venda el banco y se vaya a algún sitio donde se respeten la democracia y a los multimillonarios, que como los dos sabemos son la misma cosa.

-Pero Manfredo… -se lamentó Selena, que escuchaba la conversación y estaba a punto de llorar. Se había preparado excelentemente bien la rueda de prensa, en la que debería tachar al gobierno de insensible, involucionista e incompetente por tomar medidas antisociales que su propio partido habría tomado si estuviera gobernando. Empezaba a temer que su discurso nunca tendría lugar.

-Adiós, Marciano -proclamó solemnemente Manfredo-, quiero que sepas que siempre te respeté. No te amé, pero te respeté.

Manfredo colgó en el mismo momento en el que entraba en la sala Mamón Juergagui, muy agitado.

-¿Lo has visto? ¿Qué vamos a hacer? -preguntó mientras abría la puerta de par en par.

Manfredo Alférez Burralcava ni siquiera respondió. Estaba empezando a sentirse profundamente deprimido. Ante el extraño silencio del jefe, Mamón Juergagui se quedó parado. Nadie se atrevía a despegar los labios.

-Un momento, un momento -interrumpió Selena de pronto-  Somos tontos, ¡pero si no pueden entrar! Para ser miembro de nuestro partido hacen falta los avales de dos militantes, ja ja. Huy qué susto que he pasado, por Diosssss.

Mamón Juergagui la miró sombrío

-Los tienen.

-¿Cómo? -casi gimió Burralcava, alzando a él unos ojos implorantes.

-Nosotros también tenemos infiltrados en nuestras propias filas -respondió Juergagui tristemente.

-Eso no es posible.

La voz del líder era casi un lamento. La realidad que crecía a su alrededor era demasiado espantosa, se parecía excesivamente a una pesadilla.

-Lo es. Durante meses estuvieron colando militantes nuevos a los que llaman durmientes. Tenían buen curriculum, obtenían los avales, entraban y se mostraban discretos y disciplinados. Pasaban todos los exámenes ideológicos: reconocían la supremacía de los bancos sobre la sociedad y la sumisión del Estado a los poderes económicos, clamaban por la privatización de los servicios públicos, admitían que el partido debe guardar lealtad a las farmacéuti…

-Vale, vale… Esa parte ya la sé -cortó airado el líder.

-Son los durmientes los están proporcionando los avales -completó Juergagui, solícito.

Los tres quedaron nuevamente mudos. Sus cerebros funcionaban a pleno rendimiento, pero no llegaban a ninguna conclusión.

-Decidme una cosa… -pidió de pronto Manfredo- ¿Cómo es posible que nuestros infiltrados en SUS filas, en sus asambleas y en sus acampadas no nos hayan informado de esto? ¿Qué es lo que han estado haciendo?

-Porque durante todo el tiempo los perrofla… Los rebeldes los han estado engañando. Los hacían creer que habían conseguido su objetivo de fomentar la discordia con esa división interna y lucha de egos que tan buen resultado nos ha dado siempre, pero entretanto la células verdaderamente activas estaban trabajando en secreto y elaborando este plan.

Manfredo Alférez Burralcava estaba crispando los puños, aunque apenas se daba cuenta.

-¿Vale y podéis decirme por que diablos no se ha detectado nada de esto en Facebook? -casi chilló. Pero en realidad ya sabía la respuesta. O más bien la temía.

-Porque sabían que Facebook estaba lleno de espías, ojeadores y observadores. Para librarse de ellos utilizaron tácticas de los maquis y los partisanos.

-¿Cómo dices, Mamón? -preguntó Selena Palenciano, boquiabierta.

-Sus comunicaciones por Facebook eran un señuelo. Se pasaban notas escritas en papel con la información buena, y  se las entregaban unos a otros en parques, jardines, polideportivos y cafeterías.

-¿En papel? -repitió Selena, admirada, al tiempo que trataba de evocar a última vez que hizo una cosa tan primitiva, escribir en papel. No lo consiguió.

-En eso no habíamos pensado -observó Manfredo.

-Por eso precisamente usaron esos métodos -concluyó Juergagui, y añadió:- La operación tiene un nombre en clave. La marcha arcoiris.

-Entonces… entonces ha llegado nuestro fin -proclamó Selena, de forma desgarradora aunque algo teatral.

Manfredo se puso a pasear por la estancia y por fin se atrevió a mirar de nuevo a la calle, a las más de cien mil personas que esperaban, en un alegre y confiado tumulto que casi  llegaba hasta Vallecas según le habían informado, y trató e imaginar el futuro que esperaba a aquel país al que tanto amaba. Un horrible futuro a la islandesa en el que las bases mismas de la civilización, es decir, la banca, las compañías de seguros, las empresas químicas, farmacéuticas, agroalimentarias, petrolíferas y armamentisticas serian diezmadas, y en el que héroes iletrados con rastas, tatuajes y anillos en la nariz profanarían los selectos santuarios del poder y formarían un gobierno que acto seguido se empeñaría en locuras como poner en marcha energías limpias, gratuitas y renovables, acabar con las fumigaciones, liquidar la contaminación, la injusticia, la desigualdad y la guerra. Tontos ignorantes que no se daban cuenta del inmenso desempleo y la debacle económica a que iba a dar lugar todo eso.

Entonces, contemplando a aquella plebe tan feliz y convencida, sin previo aviso, Manfredo Alférez Burralcava recordó su lejana juventud, cuando la democracia era un ansia y la libertad una necesidad. Cuando la manipulación, la mentira y la injusticia le parecían intolerables y se había comprometido por un ideal completamente limpio.

Aquellas huestes se apoderarían de su partido y le devolverían su primitivo carácter indómito. Sin condicionantes, sin dueños, sin limites. Y de pronto se sintió más cansado que nunca en su vida, pero con el dulce cansancio de quien se retira de buen grado, feliz de que otros le sustituyan y confiado de nuevo, como al principio, en el definitivo florecer de la libertad.

Nadie vio la leve sonrisa que se insinuó en su boca. De hecho él mismo la eliminó tan pronto como fue consciente de ella.

COMENTARIO DE TEXTO

En relación con la propuesta de Constitución que he escrito, muchos me preguntan cómo se puede conseguir su implantación. Esto es mucho pedir, desde luego. Se puede decir que es la almendra del tema y lo verdaderamente difícil de conseguir. En el mundo de la empresa pasa lo mismo: Tener buenas ideas es relativamente fácil. Lo difícil es ponerlas en práctica y hacer que funcionen.

Os voy a contar dos precedentes que no dejan de tener interés para esta cuestión. El primero es un litigio civil que me tocó defender cuando estaba ya bastante avanzado, porque la señora me lo trajo después de la renuncia de su anterior abogado. La cosa era que una sociedad anónima le estaba reclamando una cantidad de dinero inmensa y además la documentación estaba clara y prácticamente no había nada que hacer. Que la deuda obedeciera a una manipulación y un engaño, como así era, no viene al caso. La realidad es que el asunto estaba perdido y yo me puse a cavilar a ver cómo podía darle la vuelta a la situación. Y encontré la manera. La sociedad anónima estaba repartida entre esta señora, sus hijos y su ex-marido, que era, como administrador legal, el causante del follón. Lo que hice fue quitarle a ese señor la tierra debajo de los pies montándomelo para que los hijos transfirieran sus acciones a la madre, con lo que ésta conseguía mayoría, y a continuación destituyendo al administrador, nombrando administrador a mi clienta y finalmente presentando desistimiendo de la demanda.

El otro ejemplo está relacionado con una conferencia que daba en Alemania un viejo político de ese país ante un público tan joven como escéptico. Uno de estos jóvenes tomó la palabra para recriminar al conferenciante que la política estaba llena de corrupción y no valía la pena. La respuesta fue: “Entonces entren ustedes en política y arréglenlo”.

Se ha discutido mucho sobre si hay que hacer o no un partido político para canalizar todo el pensamiento crítico que se liberó a partir de 15.05.2011. En determinados contextos, hablar de ello es romper un tabú muy sagrado porque formar un partido se considera la mejor forma de que todo el movimiento sea absorbido por el sistema. Yo estoy de acuerdo con ese pensamiento, pero estar parado quejándome de todo lo que me rodea es algo que me aburre. Algunos han dado el paso adelante y han registrado y puesto en marcha un partido que ellos mismos saben que nunca llegará a nada.

Hace meses que pienso (más bien fantaseo) en la posibilidad retratada en el relato que os he puesto: Que todos los hombres y mujeres de bien que salimos a la calle la pasada primavera ingresemos masivamente en cierto partido que vosotros sabéis, que ya cuenta con unas estructuras de poder más que engrasadas, a fin de utilizarlo para traer a nuestro país la libertad, la democracia y la independencia de la tiranía de nuestros amos.

¿Sabéis lo que es el traspaso de un local de negocio? Pepita tiene alquilado un bajo destinado a peluquería y cuando se jubila lo traspasa a Juanita, que continúa peinando y pagando el mismo alquiler que Pepita. El traspaso tiene un precio que Juanita debe abonar a Pepita porque con él está pagando la clientela de la que la nueva peluquera va a disfrutar. Se conserva (si se quiere) el rótulo del establecimiento y toda su apariencia externa y todo sigue adelante felizmente entre champús, peines, tijeras y secadores.

Juanita puede también elegir otra opción como es poner con mucho sacrificio, una peluquería propia. Pero quizá tendrá pocos clientes porque a ella no la conoce nadie y porque el público sigue acudiendo en masa a la peluquería Pepita.

Con nuestra situación pasa lo mismo. Podemos fundar un partido que no peine a ninguna señora o podemos apropiarnos de la clientela del PSOE, con la diferencia de que lo haríamos gratis, es decir, sin pagar traspaso. Lo único que se requiere es organización, cosa que ni tenemos ni tendremos, por lo que imagino que esta idea se quedará por siempre en el delicioso y sublime campo de las ideas.

Es bastante fastidioso que tengamos que considerar utópico un objetivo que sólo depende de nosotros mismos, porque somos nosotros los que carecemos de la capacidad de organizarnos. De esto no podemos echarle la culpa a Botín, a Obama o a los iluminati. El problema está en nosotros.

Respeto total y absolutamente la horizontalidad. Me parece una opción honesta y apropiada. Pero según dicen por ahí, está haciendo aguas. Parece que hay guerra civil de egos incluso en esas estructuras no jerarquizadas, y esto es suficiente para transformar a la masa crítica en una masa criticona y poco eficiente, por no decir paralizada.

Pensemos cuál es el resultado final de la horizontalidad en cuanto a la capacidad de poner cosas en marcha. A mi desde luego no me vais a ver en una asamblea debatiendo durante tres horas si la pancarta debe tener fondo blanco o verde. Toda esa energía se agota en discusiones para llevar la democracia asamblearia al extremo y como resultado ya no quedan fuerzas para ponerlas donde se debe.

Dirijamos incluso el pensamiento crítico que tanto nos gusta hacia el interior, hacia nosotros mismos, y preguntémonos si esa horizontalidad que aparentemente ralentiza la cosa no ha sido puesta ahí interesadamente por los enemigos como medio para que no se consiga nada.

Lo que yo pienso es que hay que superar esos modos de trabajar porque aunque sean éticamente irreprochables, funcionalmente no sirven. Podemos hacerlo, podemos conseguirlo. En un abrir y cerrar de ojos podríamos controlar el PSOE y arrancarle el poder a los bancos, a los poderes financieros y a la madre que los parió. Pero para eso se requieren una estructura, una jerarquía, un orden, una renuncia, una disciplina, una abnegación, un compromiso, una responsabilidad, una capacidad de trabajo y una fe que no tenemos ni creo que podamos llegar a tener.

Y ahora unas advertencias.

La primera: Conozco bien todo el rollo que se lleva el PSOE tratando de apropiarse de Democracia Real Ya, los gestos de Hessel y otras cosas que es mucho mejor que no cuente aquí.  Mi propuesta-fantasía no tiene nada que ver con esto. No significa entregar el movimiento crítico al PSOE, sino el PSOE al movimiento crítico.

La segunda: Cuando digo podríamos controlar el PSOE en realidad quiero decir podríais. Alguno que no leía bien creyó encontrar en TODO ES MENTIRA el testimonio de que yo quería fundar un partido político. No es así. No sólo no estoy en ninguna estructura actualmente, sino que tampoco quiero estarlo en el futuro, al menos en una cosa tan importante como un partido político. La meditación, la poesía, el sungazing, las infusiones, la lectura y la conversación con buenos amigos me atraen demasiado como para renunciar a ello por estar o figurar. Yo ya he gozado de bastante atención de los medios a través de mi profesión y tengo el ego satisfecho y totalmente en paz.

La tercera: Escribí en TODO ES MENTIRA que no había que fundar un partido para que éste no fuera absorbido por el sistema. Sigo pensando lo mismo, aunque en este caso lo que tendría que hacer un PSOE recompuesto es llevar a buen fin las nuevas reglas del juego mediante una nueva Constitución. Una vez hecho esto, la política sería una cosa muy distinta simplemente porque cambiar las reglas del juego es cambiar el sistema, al menos en parte. En todo caso, es totalmente correcto que las actitudes vayan cambiando en función de la evolución de las cosas. Ya conocéis el esquema de Hegel: tesis, antítesis, síntesis.

Una más: No seamos ingenuos. Resolver los problemas sólo en nuestro país no es posible porque la economía es interdependiente y el sistema mundial de dominación aplastaría a cualquier gobierno democrático que quisiera implantar un régimen democrático y unas condiciones democráticas. Si realmente aspiramos a algo tiene que ser en la totalidad de esa cosa redonda que da vueltas, a la que llamamos Tierra.

José Ortega

joseortega@costasmaritimas.es

13 comentarios en “LA MARCHA ARCOIRIS LLEGA A FERRAZ

  1. Muy entretenida la lectura. Y se agradece mucho la reflexión. Sólo la energía pura puesta en ello construye más en el hipocampo que todo el 15M haciendo asambleas a la vez en toda España…
    Pero no comparto mucho de lo expuesto. El sistema es de ellos, TODO ENTERO. La realidad, es nuestra. Empeñarnos en arrebatarles un sistema decadente, corrupto y condenado a colapsar, nos quita la energía que podríamos dedicar a construir una nueva realidad tangible.

    No es por desilusionar; pero en los años que fui militante del PSOE me convocaron en numerosas ocasiones para votar decisiones internas del partido. Hasta que un día me cansé y abandone la militancia. ¿Adivináis por qué? Ninguna de aquellas votaciones en las que participaban los militantes, era vinculante… 😉

    En cualquier caso, buen intento abogado!
    Tanto amor por el planeta y sus habitantes como muestran tus insistentes propuestas si que construye. Como parte de la raza humana: GRACIAS

    B

  2. Entretenida lectura Pepe,
    Aunque no sea a gusto de todos, ni a la velocidad que nos gusta, el sistema va cambiando, Lo que no sabemos ciertamente es cuando se colapsará. Los cambios acercarán o alejarán el momento del colapso. Como todo en esta vida, tendrá un momento de ruptura brusco…….. sino que se lo pregunten a los dinosaurios.
    Un abrazo
    Alfonso

  3. Gracias Jose, este texto me ha servido como una visualización, me ha encantado… Así nos ayudar a ver más cerca esta utopía.

    Un día se nos puede presentar una oprtunidad así de simple estando ya en un nivel de organización y de concienciación global… Como llenar de sangre nueva a un organo que axfixia a los otros…

    En La Palma hay un puntal del 15 M, tiene sus años ya… pero es un ejemplo de juventud, que cuando parece que se fustran las asambleas por no llegar a conclusiones o no comunicarse eficientemente, siempre llama a la tranquilidad y dice -Lo hacemos muy bien, estamos aprendiendo a dialogar, está muy bien…

  4. Desde Argentina, le cuento que además de gustarme sus comentarios, que se parecen a una fábula, tengo sus referencias y le mando un saludos del otro lado del charco, felicitándole por su audacia, honestidad e inteligencia!!!!!!SANTA FE

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  6. jajajajajajajajajajjajaj… no había leído éste post, Don José… me he reído un montón con tu dramatización de la escena en el despacho… por tu ingenio al describirlo, no porque la cosa tenga maldita la gracia… y te diré que estoy totalmente de acuerdo con tu último párrafo y sobre todo con la frase final «Si realmente aspiramos a algo tiene que ser en la totalidad de esa cosa redonda que da vueltas, a la que llamamos Tierra». Por eso sigo convencida de que no hay forma humana de solucionar esto… aunque me encanta conocer a personas como tú, que a pesar de todo luchan por un mundo mejor y más justo. Hurra por ti, letrado!

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