REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN Y DOCTRINA JURÍDICA

@abogadodelmar

Recibí ayer una comunicación que afirma que soy ingenuo al sacar el MANIFIESTO 2012. Su autor deja constancia de su indignación porque reclamo democracia sin saber realmente qué es esa cosa. No se trata de un libelo ni de un mensaje agresivo, al contrario. Es una crítica clara aunque respetuosa. Mi respuesta fue que efectivamente me gusta ser ingenuo y disfruto con ello. A esto sucedió una nueva comunicación en la que por fin entendí por qué los reproches. El interesado forma parte del Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional, tutelado por García Trevijano, y afirmaba que resultaba ingenuo promover la reforma de la actual Constitución porque la Constitución no existe (lo que existe son una especie de Leyes Fundamentales del Reino)  y lo que había que hacer es una nueva basada en la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 (no confundir con la Declaración Universal de Derechos del Hombre, aprobada por la ONU, que es otra cosa).

Escribo este artículo porque estas comunicaciones que he recibido, aunque no esté de acuerdo con ellas, están elaboradas y contienen argumentos interesantes que fomentan el debate. A mí el debate me interesa y me gusta. Creo que nos ayuda a afinar los conceptos y a saber mejor lo que queremos y por qué.

Dice el mensaje:

Sin embargo, como abogado, debería saber que una constitución que no separa los poderes en origen, y no contempla el principio representativo (garantice los derechos) de la sociedad civil, no puede ser llamada constitución, según el Articulo 16. De la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano de 1789, base de toda constitución y cartas de derechos posteriores.

Por ello, cuando habla usted de reformar la constitución, la pregunta que me hago es ¿Que constitución? Ve usted lo peligrosa que es la ingenuidad?? si seguimos pensando que existe constitución seguiremos creyendo que podemos, como sociedad civil, reformarla, y no es así, lo que hay y está demostrado es en todo caso una carta otorgada por la monarquía a sus súbditos, algo así como las leyes fundamentales del reino de franco. Donde solo el poder, está capacitado para reformarla o modificarla, y el poder lo ultimo que quiere es que nadie le arrebate el poder.

Lo que hay que hacer es una Constitución de verdad, de base civil, y aprobada en referéndum sin la participación del régimen que pretendemos destruir, por que yo al menos es lo que pretendo, su reforma es imposible, está podrido hasta la raíz.

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Si bien el comunicante recalca que no actúa en representación del Movimiento Ciudadano por la República Constitucional, dejo aquí constancia de que admiro a García Trevijano, en particular en mi calidad de televidente y desde que lo escuché cuando era estudiante en una memorable emisión del programa LA CLAVE. No he asistido a ninguna conferencia suya ni he leído ningún libro escrito por él, pero su intervención en aquel debate fue tan fina y contundente, brillaba tanto su autoridad intelectual, que se me quedó grabada en la memoria. De hecho, la parte para mí mas sobresaliente de su intervención fue aquélla en la que desmintió que las Cortes de 1977 tuvieran ni autorización ni mandato para aprobar una Constitución.

Creo percibir la influencia de este gran jurista en las comunicaciones a las que me refiero, y tengo algo que decir. Yo recuerdo que cuando lo presentó José Luis Balbín, se refirió a él como entre otros títulos y condiciones, notario. Él hizo un movimiento despectivo con la mano y contestó: sólo Abogado. Este gesto de humildad, que alude a la esencia de lo que es, me recordaba el de Robert Graves, que siendo un gran erudito en  Mitología, Historia de las Religiones y desde luego en Literatura, pidió que en su tumba rezara sólo Robert Graves, poeta.

Esto lo digo porque no sé si García Trevijano se ha estado dedicando a la práctica de la abogacía, a autorizar escrituras públicas o a tareas académicas. Lo que sé es que una sección cualificada de los académicos, como son los catedráticos de Universidad, sufren a veces algún contratiempo en la práctica forense porque les falta instinto asesino, y entiéndase la metáfora. Esto es algo que saben todos los Letrados que se dan de guantazos con Sus Señorías (y de nuevo es metáfora). Los compañeros de profesión que viven entregados a tareas académicas son efectivamente muy buenos académicos pero cuando les toca pelear en el juzgado esa nube de teoría en ocasiones les impide ver detalles y aspectos importantes para la defensa. Tal como lo veo yo, y simplificando mucho, el catedrático que hace de Letrado despliega un discurso ilustrado orientado a tener razón. El abogado común (al menos el abogado común que soy yo) le da a la cosa vueltas y revueltas para obtener la victoria si puede. Mi forma de trabajar consiste en exprimir el Derecho como un limón hasta conseguir el mejor resultado.

El derecho persigue una finalidad práctica. Esto es algo que aprendí durante mis primeros días en la Facultad. Y en cuanto al ejercicio de la abogacía, esa finalidad es la defensa de los intereses jurídicos del cliente. La doctrina jurídica claro está que resulta básica, pero si se desconexiona de la finalidad del derecho se infla,  empieza a flotar como un globo y se pierde de vista. Un autor llamado Ihering pretendía que el conjunto del ordenamiento jurídico no sólo era un todo interdependiente, sino además bello. Sí, bello. Era un filósofo y lo que decía estaba muy bien, pero tengo dudas de que pudiera haber sido un abogado correoso y sobre todo que consiguiera sentencias favorables para sus clientes.

En el artículo de este blog de 9 de diciembre, cuando saqué el MANIFIESTO 2012, propuse la alegoría de la Humanidad como un cliente con problemas que venía a mi despacho y me preguntaba, como tantas veces han hecho, si había algo que se podía hacer.    No quiero ponerme pesado con esto, pero desde hace tiempo estoy acostumbrado a la defensa (con éxito) de asuntos imposibles. A mí me vienen con temas rebotados y desechados como indefendibles por otros abogados y hasta ahora he tenido la buena suerte de poder sacarlos adelante. Mi caso emblemático es un pueblo en Fuerteventura que iba a ser derribado desde la primera casa hasta la última. Los abogados decían que habían llegado al final, que ya habían agotado el último recurso y que no se podía hacer nada más.  Los vecinos acudieron a cuatro despachos de abogados, uno por uno, y en todos les dijeron lo mismo. Entonces me llamaron a mí, paré los derribos y me las ingenié para que el pueblo quedara en pie para siempre, que es el camino que lleva. Uno de los vecinos dijo que él no tenía por qué cambiar de abogado y que seguía con el suyo de Madrid: Le derribaron su vivienda.

Cosas de este tipo me han pasado varias veces, incluyendo una en la que el compañero era catedrático de derecho administrativo.  También dijo que no había nada que hacer antes de que yo demostrara lo contrario.

Efectivamente mis dos abuelas están muertas, pero eso no tiene nada que ver con esta explicación. Lo cuento porque con el MANIFIESTO 2012 persigo una finalidad práctica  y concreta. Mi objetivo es impedir la esclavitud humana. El comunicante declara su indignación porque busco la democracia sin saber qué es la democracia y sobre todo porque promuevo la reforma de una Constitución inexistente en lugar de una Constitución nueva. Percibo en estos reproches una carga de teoría jurídica que reproduce el escenario al que me acabo de referir: Los académicos son o intentan ser intelectualmente puros y son capaces de dejar sin aliento a la audiencia en una sala de conferencias. Los abogados únicamente deseamos cumplir el objetivo de conseguir lo mejor para nuestros clientes. Si lo he entendido bien, mi comunicante renuncia a la reforma de la Constitución sólo porque el término está mal empleado y lo que tenemos en España no es en realidad una Constitución. Entendedlo: Las observaciones no van dirigidas al contenido de la reforma, que bajo mi punto de vista garantiza la democracia plena, suprime la corrupción, garantiza la separación de poderes y aporta muchas otras ventajas para la convivencia, sino a cuestiones de doctrina y teoría.

¿Puede la teoría jurídica interponerse como una barrera en la obtención de los fines perseguidos? Parece que es lo que está pasando. De hecho, como he comentado ya bastantes veces, he escrito la reforma de la Constitución porque considero que nuestro problema es de regulación: Estamos sujetos a unas normas que no nos convienen y necesitamos cambiarlas por otras que nos convengan. El único motivo por el que he puesto esas normas en el texto constitucional es para que sean inamovibles y no porque yo esté preocupado por toquetear la Constitución o me abrume su valor simbólico. Una vez más, busco una finalidad práctica y concreta. Si tuviera la seguridad de que las regulaciones nuevas que creo que necesitamos no iban a ser borradas del mapa con las siguientes elecciones, no habría propuesto a mis conciudadanos la utopía de conseguir 3/5 partes del Congreso y del Senado, que es la mayoría necesaria para reformar la Constitución.

Creo que tenemos que resolver nuestros problemas de ahora y hacerlo ahora. Creo que a este fin es indiferente lo que dijera o dejara de decir la Declaración de 1789. Creo que es mucho más factible conseguir el consenso de nuestros conciudadanos para reformar la Constitución que obtenerlo para hacer una Constitución nueva sobre las bases que propone el comunicante. No es que no sea un fin digno y mucho mejor que el que yo propongo: Es que es mas improbable.  Creo que empeñarse en la pureza de la doctrina no es práctico y sólo puede dar resultado si una parte de España impone su visión a la otra parte.

Finalmente, pese a ser como soy idealista y realmente ingenuo, he llegado a convencerme del acierto de ese dicho que afirma que lo perfecto es enemigo de lo bueno. Por eso opino que deberían ser todos los ciudadanos los que se unieran en torno a una reforma constitucional que garantizara una democracia que no fuera una pantomima. Y después se hará lo que convenga, como decía el general Palafox durante el sitio creo que de Zaragoza. En ese lo que convenga cabe todo. Pero cabe todo de verdad, porque en ese momento y gracias a las nuevas reglas, la voz ya sólo será del pueblo.

Somos ciudadanos y conformamos una ciudad. La palabra Ayuntamiento significa ajuntamiento, es decir, acción de juntarse y vivir juntos unidos por los invisibles vínculos de la solidaridad, el apoyo mutuo y la empatía. Ésta es la ciudad que quieren derribar y reducir a escombros y a mí me gustaría ayudar impedirlo. Mi empeño no es una doctrina, ni una teoría, ni una filosofía, sino una finalidad muy concreta: Mantener la ciudad en pie. No sé si me entendéis.

José Ortega

Abogado   abogadodelmar@gmail.com

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10 comentarios en “REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN Y DOCTRINA JURÍDICA

  1. Estoy de acuerdo en la cualificación del Sr. García Trevijano su aportación cuando menos es enriquecedora. Opino como José Ortega, siendo ambas una «utopía» viva la utopía del derecho a vivir en libertad con dignidad física y mental, motivos de la vida que no caducan nunca, aunque poco los disfrutamos.

  2. Tengo la sensación que ponemos la carreta delante de los bueyes ¿Que es primero, la constitución o la democracia? Si tenemos una democracia, podemos tener una constitución al servicio del pueblo, pero si tenemos constitución, por buena que sea, pero no tenemos una democracia, pues es como el que tienen un tío en graná….. ¿Que ocurre? Que tenemos una constitución pero no tenemos una democracia, por que una democracia representativa es de todo menos una democracia, ésta solo lo puede ser participativa. Si tu eliges a un puñado de gente que te represente, que no sabes quienes los han puesto ahí para que los elijas y que la mayoría ni siquiera conoces, y luego de elegidos te birlan la posibilidad de participar en la decisiones políticas, pues ya me contarás que es eso. Primero una democracia, y luego se puede constituir cualquier cosa, que el servicio del pueblo estará, en cualquier caso, del pueblo serán los errores que se sufran, y nos evitamos la duda de que alguien nos haga creer que se equivoca, cuando en realidad nos está traicionando.

  3. Creo que para poder hacer algo, lo primero que debemos de tener claro es el ámbito en el que deberíamos actuar. En mi opinión, cuanto más grande más complicado, pero también, cuanto más reducido, más utópico, aunque en principio pudiera parecer contradictorio. Si los que tienen hoy la sartén por el mango y el mango también están actuando a nivel global, o la respuesta es a nivel global, o no habrá nada que hacer, pues el mundo es una maquinaria que depende de todos y de cada uno de sus engranajes.

    Y para ello, hay que tener claro quiénes son los que tienen la sartén por le mango y el mango también. Y eso, o lo tenemos TODOS claro, o tampoco podremos hacer nada.

    A partir de ahí, pienso que debemos simplificar y esquematizar al máximo la diagnosis y la terapia a seguir.

    En mi opinión, el gran enemigo ha sido, es y será, si no lo remediamos, el hecho de que existan grandes acumulaciones de capitales, capaces de comprar a jueces, gobiernos, estados y el mundo entero. Por lo tanto, el primer objetivo debería ser matar al perro para acabar con la rabia. No creo que haya NADIE, por muy superdotado que sea y muy buenas intenciones que tenga, que merezca controlar de forma privada más de una cantidad razonable de dinero, ni que sus operaciones y movimientos puedan estar ocultos a los ojos de los demás.

    Esas acumulaciones de capital se han producido a costa de las aportaciones continuadas de todos nosotros a lo largo del tiempo, en forma de consumo. Por eso existen y crecen en progresión geométrica, porque nuestro consumo ha ido en la misma proporción. Y contra los dueños de esos grandes capitales no tenemos opciones reales más que cortarles el suministro. Contra eso es contra lo único que no pueden luchar.

    También es verdad que no lo podríamos hacer de hoy para mañana, ni sin tener previsto el suplente, por lo que mientras andamos ese camino, hay que enviarles un clarísimo mensaje de que su imperio tiene fecha de caducidad: una generación o dos. Lo necesario para ponernos de acuerdo y para ir educando a los que vengan al mundo en la racionalidad y el sentido común si no quieren ver la extinción de la especie.

  4. Este comentario es una muestra de la gran confusion politica q existe, por no decir ignorancia.
    Para demostrarlo hare cual platonico dialogo socratico.
    Dijame donde esta la representacion en esa q usted llama democracia.
    La unica Democracia q puede existir en una comunidad mayor de 100 mil habitantes es la representativa.
    Y a ver si le aclaro un poco la confusion q parece le embarga. Lo que tenemos es un Regimen MONARQUICO, que toma su foma en una partitocracia o monarquia de partidos NO democraticos.
    La democracia brilla por su ausencia. Y la forma de gobierno q usted llama representativa es en realidad, y grabeselo bien para no parecer un ignorante, PARLAMENTARIO.
    Para q exista representacion el representado no debe estar presente por lo que si los diputados solo representan a sus partidos y estos son ellos mismos… pues NO HAY REPRESENTACION.
    Lo q pasa es q aun cree usted que los partidos representan a alguien q no son ellos mismos… preguntese quien les paga, es el Estado por lo q jamas represw.taran a la sociedad civil.
    Con mas tiempo y un buen ordenador profundizare, para ver si podemos aprender algo de politica, no solo propaganda televisiva y partitocratica.
    Su comentario es un compendio de lemas, sin ninguna base real, es el resultado de la desinformacion de 30 anyos de impostura de la transicion. No le culpo y no es contra usted, nada tengo contra usted q ni siquiera conozco, es contra sus palabras.
    El problema de la politica es q cualquiera cree saber. Primero la Democracia NO tiene apellidos, porque en politica solo hay una la formal la que es FORMA de Gobierno reglas de juego.
    La confusion viene por la Democracia material o social esta se da en la comunidad de vecinos pero es inoperante para un gran numero de personas. (Como ha demostrado el15m, DRY y las acampadas varias).
    Bueno y lo dejo comprendera q 7 anyos de estudio no pueden resumirse en un comentario… lo q mas se acerca seria LINERTAD CONSTITUYENTE si profundiza en esa idea se acercara un poquito al conocimiento politico, al de verdad al q no quieren q conozca. Suerte.

  5. Sr. Ortega, disculpe mi silencio si no he contestado se debe a un problema de medios, solo dispongo d un tlf y su articulo requiere una contestacion apropiada q este medio me impide. Gracias por sus formas, el respeto q ha demostrado es muy excaso en debates de esta indole.
    Un sincero y cordial saludo.

    Joseba.

  6. Son importantes los tiempos ¡aunque desesperantes! Decir democracia «antes», era poco menos que «mentar al diablo» en parte importante de la población -que para algo sirvieron los cuarenta años adoctrinados… cuando se debatía la cuestión de ruptura o reforma se optó por reformas. El «poder antiguo» se «remodeló» pero a la vuelta de otra cuarentena seguimos tal cual y ahora defraudación, crisis, y urgencias. La ciudadanía(en general) era ya entonces adulta y ahora creo que más (el poder inamovible?) para abordar un cambio de verdad. La Constitución y las Leyes deben sufrir una «reconfiguración» importante al uso de los tiempos. Yo más bien sería partidario de someter a referéndum, una vez bien trazados los preliminares en un alarde de objetividad y difusión pertinentes, de los pilares fundamentales, de una Nueva Constitución, que todo el mundo sintiera como suya. Pero si no puede ser, por «los complejos» al menos que se rectifique en gran parte, de lo anacrónico y obsoleto.

  7. Hola, he visto el video de Jose Ortega, creo que acierta plenamente en lo de la separación de poderes pero a la hora de la representación creo que le faltan 2 cosas. Los partidos políticos deben estar en la sociedad civil, es decir, sacarlos del Estado y por lo tanto que no tengan financiación pública sino solo la de sus militantes y segunda ¿habéis pensado en el sistema mayoritario y la revocabilidad de los diputados que propone Garcia Trevijano?. En el video creo que Jose Ortega en el minuto 18:40 dice mayoritario cuando quiere decir proporcional. Gracias.

  8. Yo sí he leído dos libros de Trevijano: «Frente a la Gran Mentira», 1996, y «»El Discurso de la República», 1994. Desde un conocimiento profundo y erudito se explica muy bien lo que es democracia y por qué lo que se hizo en España en la (tan alabada, utilizada como modelo y fraudulenta) Transición no lo es. Creo que si el diez por ciento de la población española leyera uno de estos dos libros, el sistema no se sostendría. Creemos que sabemos qué es democracia, pero no tenemos ni idea. Ya se encarga el sistema de promocionar nuestra ignorancia (como hace la Iglesia en su activo interés porque no se lea la biblia y sí el catecismo).

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